Los vinos certificados con la D.O. Ribera del Duero son tan célebres por su calidad como como los procedentes de la Denominación de Origen Calificada Rioja. Con ésta última comparten la condición de agrupar los caldos españoles con mayor demanda a nivel internacional. Y por ende de acaparar un importante porcentaje de las exportaciones en este sector.
Detrás de esta fama, hay unas condiciones de suelo y clima muy características, así como una tradición vitivinícola milenaria. Por supuesto también está el trabajo arduo tanto del Consejo Regulador como de las bodegas y productores de la Denominación de Origen. Juntos mantienen el enfoque en asegurar que todos los procesos de cultivo, vendimia y elaboración de los vinos conserven los estándares exigidos. En las líneas que siguen abordaremos los aspectos que hacen tan particular a los Ribera del Duero.
D.O. Ribera del Duero: un enclave privilegiado
La D.O. Ribera del Duero agrupa un amplio conjunto de viñas y bodegas ubicados en ambas márgenes del río Duero. Específicamente en una franja de su cuenca de aproximadamente 115 km de este a oeste y un máximo de 35 km de norte a sur. En ella se integran municipios de las provincias de Soria, Burgos, Segovia y Valladolid, al sureste de la Comunidad Autónoma de Castilla y León.
En principio, la cuenca del Duero tuvo su proceso de formación durante el período del Mioceno, entre 23 y 5 millones de años atrás. Al día de hoy es una penillanura que posee niveles horizontales con ondulaciones suaves reducidas por la erosión diferencial.

La composición del suelo en la D.O. que nos ocupa incluye mayormente capas arcillosas y calizas. Aunque existen marcadas diferencias entre los terrenos bajos ribereños y los situados en las cotas más altas. Es relevante puntualizar que el relieve de esta franja vitivinícola oscila entre los 750 y 850 m.s.n.m. en los valles y los poco más de 900 m.s.n.m. de las lomas interfluviales.
En los primeros, hay mayor presencia de arcilla y esto incide en la retención del calor, pero los hace más permeables y ricos en nutrientes. Mientras que en los emplazamientos más altos el revestimiento calcáreo puede alcanzar los 50 centímetros de grosor. Por esta razón, los suelos son más fríos, pues la caliza es reflectante a los rayos del sol. Además son tierras menos permeables porque filtran menos el agua y retienen muy poca humedad en comparación con la arcilla. Esto favorece el estrés hídrico requerido en muchas variedades de vides.
El clima en la D.O. Ribera del Duero
De igual forma, la ubicación de la D.O. Ribera del Duero en la meseta norte de la Península Ibérica incide en su clima mediterráneo-continental. Allí los veranos y los inviernos son intensos con mucha variación en las temperaturas diurnas y nocturnas. Por si fuera poco, cada año se repiten en mayor o menor grado dos fenómenos nada convenientes: el granizo y las heladas tardías. En relación a la pluviometría, el territorio de la D.O. presenta niveles anuales entre 400 y 600 mm.
La cuenca ribereña, formada durante el Mioceno, presenta niveles horizontales, suavemente ondulados, limitados por la erosión diferencial, y convertidos hoy al estado de penillanura. El relieve de la zona oscila entre las lomas interfluviales, con cotas de 911 metros, y los valles, con una altura topográfica situada entre los 750 y 850 metros.

A pesar de esto, hay contrastes marcados en cuanto a climatología en tan breve espacio territorial. Por ejemplo, las zonas ribereñas son menos propensas a las heladas, mientras que en Soria el invierno es más inclemente.
Sin embargo, estas condiciones terminan siendo benéficas, ya que el frío invernal demora el brote de las vides. De igual manera, el brusco descenso de la temperatura del día a la noche en verano, proporciona equilibrio a las uvas en su proceso de maduración. Gracias a la interacción de todos estos factores, los racimos cosechados en la vendimia de otoño resaltan por su calidad.
Variedades de uva permitidas en la D.O. Ribera del Duero
En Ribera del Duero, el Consejo Regulador de la Denominación de Origen es específico y exigente en relación a las cepas cultivables y su volumen de producción. Las variedades de vid completan el terrior que proporciona personalidad a los vinos de la zona. En este sentido, las uvas permitidas en función de la certificación son:
- Tempranillo. Conocida en la región como Tinta del País o Tinta Fina, de ciclo corto y muy bien adaptada a las condiciones climáticas descritas. Con ella se producen vinos estructurados en taninos o un poco más dulces por sobre maduración del fruto. En nariz, apreciamos aromas de frutos negros y mora; en tanto que a la vista presenta un acentuado color violeta oscuro. Es la variedad principal y la más producida en el territorio de la D.O.
- Cabernet Sauvignon. Es la primera entre las cepas francesas cultivadas en Ribera del Duero y su brotación es tardía. Ofrece bayas más bien pequeñas, esferoides con las que se producen vinos altos en taninos y acidez.
- Merlot. Pese a su mediana adaptación, lo difícil de su cuajado y su baja producción, la variedad Merlot ha encontrado lugar en la D.O. que estudiamos. Sus bayas negroazuladas, redondeadas y elípticas, derivan en vinos con acidez y estructura tánica media, con aromas de frutas negras y matices de frutos secos.
- Malbec. Al igual que la Merlot, la Malbec experimenta una adaptación media a las condiciones regionales. Su producción es baja y sus granos son pequeños. Los caldos logrados con esta variedad poseen taninos medios y alta acidez que, al olfato, ofrece aromas de frutos negros.

Presencia de la Garnacha y la Albillo
- Garnacha Tinta. Hablamos de ella en un artículo anterior, pero vale reiterar que es una variedad de maduración tardía. Con ella se obtienen vinos de poco color, pero muy aromáticos, con tanino y acidez medios, así como con tendencia oxidativa.
- Albillo Mayor. Es la única variedad blanca entre las permitidas y está bien adaptada al clima y terreno de estos pagos. De piel verde-amarilla, más bien pardusca, esta uva permite elaborar caldos de acidez media, con exquisito aroma a frutas como la manzana y el melocotón. Recientemente se aprobó la certificación D.O. a vinos blancos producidos con esta uva.
Distribución del viñedo por variedades en la D.O. Ribera del Duero.
Para 2019, la D.O. Ribera del Duero contaba con un total de 23.353 hectáreas de viñedo inscrito, dedicando a sus diferentes variedades las siguientes superficies:
- Tinta del País (Tempranillo): 22.456 ha. (96%)
- Albillo Mayor: 362 ha. (1,55%)
- Cabernet Sauvignon: 279 ha. (1,19%)
- Merlot: 191 ha. (0,81%)
- Garnacha Tinta: 46 ha. (0,19%)
- Malbec: 19 ha. (0,08%)
Regulaciones de la D.O. Ribera del Duero
Como dijimos, el Consejo Regulador de la D.O. Ribera del Duero monitoriza el cumplimiento de la producción máxima de 7.000 kilos de uva por hectárea. Por tanto, los vinos elaborados con granos cosechados en parcelas con rendimientos que excedan este límite no recibirán la certificación de la Denominación de Origen. Tampoco podrán obtenerla los vinos producidos con uvas procedentes de viñedos mixtos que no establezcan una clara identificación de las parcelas de cada variedad. La densidad mínima de plantación es de 2.000 vides por hectárea.
Vinos tintos
Por otra parte, los vinos reconocidos como tintos en esta D.O. han de elaborarse con mínimo del 75% de la variedad Tinta del País (Tempranillo). El porcentaje restante será complementado con las demás variedades autorizadas: Garnacha tinta, Malbec, Cabernet Sauvignon, Merlot y Albillo Mayor.
Varietales de Tempranillo
Los varietales de Tempranillo deben contener un mínimo de 95% de dicha variedad; pudiendo utilizar para el resto Cabernet Sauvignon, Merlot y Malbec
Vinos rosados
Los vinos rosados de la Ribera del Duero sólo serán reconocidos si se elaboran con 50% a partes iguales de las variedades tintas autorizadas.
Un poco de historia
Se tiene por cierto que la actividad vitivinícola en la Ribera del Duero comenzó hace tres milenios con sus pioneros en la Península Ibérica: los fenicios. En efecto, se atribuye a estos colonizadores la valoración del potencial del valle ribereño para la plantación de las vides que trajeron desde Siria y el Líbano. Allí realizaron cruces de cepas e introdujeron las técnicas para lograr los caldos que tiempo después admirarían los conquistadores romanos.
Aun así, la primera referencia histórica conocida son los residuos de vino encontrados en la antigua ciudad vaccea de Pintia en Padilla del Duero. Este yacimiento está en el municipio de Peñafiel (Valladolid) y las evidencias indican que los vacceos –etnia prerromana- conocían y consumían importantes cantidades de vino. Estos restos datan aproximadamente del 2.500 antes de Cristo.

Aparte de esto, existe un testimonio de incalculable valor histórico en la hoy llamada Villa Romana de Baños de Valderados. Este yacimiento arqueológico quedó al descubierto por accidente en una operación de excavación para nivelar terrenos en 1972. En el mismo pueden apreciarse mosaicos con circa siglos IV y V de nuestra era. Uno de ellos, de 66 m² es una alegoría a los festejos por el regreso triunfal del dios Dionisos Baco de la India. Esto se suma al trabajo de “marketing” que hicieron los romanos al dar a conocer los vinos de la zona y abastecer con ellos a sus legiones.
Del mismo modo, es relevante el esfuerzo de las órdenes monásticas en el siglo XII, que seleccionaron las mejores cepas y regularon las vendimias. Así mejoraron y añadieron calidad a las cosechas.

Consejo Regulador y otorgamiento de la Denominación de Origen
El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación adjudicó a Ribera del Duero la Denominación de Origen y aprobó su Reglamento el 21 de julio de 1982. Habían pasado sólo dos años desde que se formalizó el primer Consejo Regulador provisional para gestionar la certificación.
La iniciativa surgió entre un grupo de bodegueros y viticultores motivados por la necesidad de oficializar un sello de calidad para los vinos ribereños. Y de manera conjunta, se trazarían las líneas de acción para reglamentar los procesos inherentes a la vitivinicultura y garantizar la excelencia de los caldos.
En la actualidad, la D.O. Ribera del Duero agrupa a 7.894 viticultores, cerca de 300 bodegas y más de 900 marcas de vino.
La opinión de José Pascual Gracia Romeo:
Con anterioridad a 1982, Bodegas Vega Sicilia ya era una marca mítica en la Ribera del Duero; productora de grandes vinos sin denominación de origen, al frente de la que estaba como Director Técnico y Gerente D. Jesús Anadón, de origen aragonés, a quién siempre le estaré agradecido por sus sabios y generosos consejos durante mis tiempos iniciales en la Cooperativa de Toro. Don Jesús alardeaba de tener entre sus clientes las casas de los Presidentes de Alemania, Francia, etc… Me decía que el mejor marketing tenía que ir en la calidad que va dentro de la botella.
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Tengo un gran recuerdo de las Ferias itinerantes por las provincias de Castilla León, donde la Ribera del Duero estaba representada por Vega Sicilia, Bodegas Peñalba López (Torremilanos), Hermanos Perez Pascuas, y Bodegas Alejandro Fernandez.
D.O. Ribera del Duero hoy
El cierre del sector hostelería y restauración durante el estado de emergencia por la pandemia del Covid ha sido un duro golpe para la producción vinícola. En particular, para las bodegas de Castilla y León, que dejaron de vender 21 millones de botellas en el segundo trimestre de 2020. De esta cifra, tres de cada cuatro botellas procedían de las denominaciones Ribera del Duero y Rueda.
La D.O. Ribera de Duero había cerrado 2019 con más de 89 millones de botellas vendidas en el mercado. Con ello, incrementó en 12% su producción de 2018 que estuvo por debajo de las 80 millones de botellas. Esto debido a las condiciones climáticas que redujeron considerablemente la cosecha con los que se producirían sus vinos de ese año.
Respecto a las cifras por productos, el año pasado Ribera del Duero puso en circulación 20.141.928 de botellas de caldos Crianza y 4.441.767 de Reserva. Esto no representó una gran variación con relación a lo logrado en 2018 (20.141.686 y 4.205.446, respectivamente). En contraste, los vinos rosados sí experimentaron un alza de 50% para llegar a 1.428.134 botellas comparadas con las 958.284 de 2018.

Exportaciones
Hoy día alrededor de 80% de las bodegas de D.O. Ribera del Duero operan en el mercado internacional. Asimismo los caldos de dicho terroir tienen presencia en más de 100 naciones del mundo. No obstante, los mayores importadores son, en orden de importancia: Suiza, México, Estados Unidos, Alemania, China, Dinamarca, Canadá y Reino Unido, que concentran casi el 70% de ventas internacionales. Por último, el total de producto exportado en 2019 fue de 11 millones de litros: cerca de un 20% del total producido.
Sin duda, gracias a la calidad y bien ganada reputación de sus caldos, D.O. Ribera del Duero superará pronto la actual coyuntura económica. Por tanto, no es difícil pronosticar que seguirá ratificando su liderazgo entre las zonas vitivinícolas de España.