Las bodegas más antiguas de España son el testimonio de la tradición y evolución de nuestra industria vitivinícola durante milenios. De hecho, la elaboración y guarda de vinos en territorio peninsular es una actividad que se remonta a varios siglos antes de Cristo. Prueba de ello la tenemos en el yacimiento arqueológico de Solana de las Pilillas, ubicado en Requena, Comunidad Valenciana.
En resumen, hablamos de los restos de una estructura de considerable envergadura con una data aproximada de 2.700 años. Es decir, mucho antes de la ocupación de territorio hispano por parte de los romanos (s. III a.C.). En efecto, parte de las pilas donde se pisaban las uvas y se obtenía el mosto están casi intactas. Mientras que algunas otras están siendo restauradas. Botellas, ánforas y tinajas para la fermentación encontradas en el lugar también demuestran el propósito de la edificación.
Por otro lado, las evidencias sugieren que nuestros ancestros íberos fueron los constructores de este complejo. Ellos mismos obtuvieron de los fenicios la cultura vinícola.
Las bodegas más antiguas de España en activo
Varias fuentes concuerdan en afirmar que Codorníu lidera en longevidad a las bodegas más antiguas de España que se encuentran activas hoy día. Precisamente es la empresa familiar de mayor permanencia en nuestra nación y la 17ª a nivel mundial. De acuerdo con documentos de archivo, en el año de 1551 Jaume Codorníu, propietario de viñas en Cataluña, ya ejercía como viticultor. Teniendo en cuenta este dato, la organización acumula casi 470 años de operaciones.
En 1659, Anna de Codorníu, heredera de la masía y última de las descendientes de Jaume, contrajo matrimonio con Miquel Raventós, también de familia viticultora. De ahí en adelante, es la dinastía Raventós quien llevó las riendas de las bodegas Codorníu hasta la actualidad. Aunque en 2018 el fondo de inversión estadounidense Carlyle adquirió cerca del 80% de las acciones, el clan familiar mantiene presencia en el consejo administrativo.
Pero el hito en la historia de la empresa ocurre en 1872. Ese año, tras mucha experimentación Josep Raventós obtuvo las primeras botellas de vino espumante o cava que harían más famosa a la marca Codorníu. Para ello, utilizó el método tradicional y empleó uvas macabeo, xarel·lo y parellada, autóctonas del Penedés.
Consolidación del cava y expansión de Codorníu
Allá por 1885, Manuel Raventós, hijo de Josep, hereda el Can Codorníu y decide enfocar la actividad de las bodegas en la producción de cava. Diez años después ordenó la ampliación de la infraestructura en San Sadurní de Noya. Allí se levantó su emblemático edificio, proyectado y ejecutado por el arquitecto Josep Puig e inaugurado en 1915.
Como grupo, Codorníu posee actualmente once bodegas en regiones españolas como La Rioja, Aragón, Valladolid y Burgos. E incluso en el Valle de Napa (California, EE.UU.), donde adquirió Artesa, y en Mendoza (Argentina) donde creó Séptima.
Durante su trayectoria, Codorníu ha presentado productos tan célebres como:
- El cava Anna de Codorníu, elaborado con cepa Chardonnay, lanzado en 1983.
- El innovador cava rosado, obtenido con 100% de uva tinta de la variedad Pinot Noir (2002).
- El cava blanco Ma. Cristina Blanc de Noirs, también elaborado con Pinot Noir (2010).
Góngora, la segunda entre las bodegas más antiguas
Emplazada en la antigua hacienda Pata de Hierro, en Villanueva de Ariscal, Sevilla, Bodegas Góngora comenzó a operar en 1682. Su fundador Don José de Góngora y Arando adquirió estos terrenos con la finalidad de establecer instalaciones para criar y envejecer vinos finos y generosos.
Para la época, el puerto de Sevilla seguía siendo el más seguro para los barcos con destino y procedentes de Nuevo Mundo. Por tanto, el movimiento comercial era intenso. A esto se agregaba un curioso mandato real: todo barco que zarpaba hacia América debía reservar un tercio de su carga para productos locales. Los navegantes cumplían el requisito transportando vino, lo que motivó el auge de las bodegas de la zona.
Asimismo, la Hacienda Pata de Hierro ya contaba con un lagar y una poderosa prensa de madera para exprimir las uvas, activa desde 1572.
Al día de hoy, este impresionante instrumento de 17 metros de longitud y 12 toneladas de peso conserva sus piezas originales. Anualmente, Bodegas Góngora la pone a funcionar como atracción enoturística ya que aún puede prensar hasta 15 toneladas del fruto en una sola operación.
Puertas adentro, en las bodegas y soleras de Góngora, se crían y maduran sus caldos en barricas de roble americano. En total, su capacidad de almacenamiento es de 2 millones de litros de vino, entre blancos, generosos, finos, vermut y brandy.
Vinos finos y generosos de Bodegas Góngora
En particular, Pata de Hierro y S Especial de Bodegas Góngora pertenecen a la categoría de vinos de licor con crianza biológica o vinos finos. Como norma, deben tener al menos tres años de maduración en barricas y en los casos mencionados se elabora con la cepa Garrido Fino. En el interior de la bota se forma una suerte de velo de levadura llamado “flor del vino”. Este protege al caldo del contacto con el aire, evitando su oxidación. De esta manera, se obtiene en boca un sabor seco, pero delicado y suave a la vez.
Por el contrario, los vinos generosos o de licor de crianza oxidativa necesitan mayor tiempo en barrica para lograr una maduración óptima. Son encabezados con una gradación alcohólica entre 17 y 18 grados, lo que impide la formación de “flor de vino”. Góngora ofrece cuatro ejemplares de esta variedad: A.D.O. Muy viejo, O.L.R.S.O., S. 1840 y P.X.D.
Bodegas Alvear entre las bodegas más antiguas
En el tercer lugar de nuestra lista de bodegas más antiguas de España está Bodegas Alvear. Ubicado en la localidad cordobesa de Montilla, en la Comunidad de Andalucía, este ingenio vitivinícola tuvo un comienzo muy modesto. Fundado en 1729 por Don Diego de Alvear y Escalera, contaba apenas con un pequeño viñedo y un espacio reducido para elaboración y crianza.
Poco a poco, Don Diego logró adquirir más tierras e incrementar la capacidad de las bodegas. De este modo y con ayuda de su hijo Santiago, pudo enviar un cargamento de vinos a Inglaterra a finales del siglo XVIII.
Tiempo después, tomó las riendas de las bodegas el hijo de Santiago, el más célebre de la dinastía: Diego de Alvear y Ponce de León. Sería este militar y político quien aportaría una importante evolución a la empresa cuando trajo desde Argentina al Capataz Billanueva en calidad de asistente.
Billanueva prestó particular atención a los vinos elaborados con uvas de la Sierra de Montilla y Moriles y marcaba los mejores con sus iniciales (C.B.). Justamente esta rigurosa selección dio origen al Fino C.B., denominación centenaria y producto más reconocido de la empresa. Y también, en base a este, fue consolidándose el estilo Alvear cuyos principales atributos son la homogeneidad y la moderación de sus vinos.
Desde su fundación y durante más de 290 años de historia, Bodegas Alvear han permanecido en manos de la misma familia, generación tras generación. Actualmente distribuye sus vinos en el mercado nacional, especialmente en la costa mediterránea: desde Cataluña hasta Algeciras. Además, exporta cerca del 40% de su producción a más de 25 naciones, incluyendo: Reino Unido, Países Bajos, Japón y Canadá.
Dos denominaciones de origen, una IGP y una calidad singular
La calidad tanto las uvas como los procesos de elaboración y guarda de los vinos Alvear está garantizada por certificaciones exigentes. Por un lado, están las uvas Pedro Ximénez que constituyen la base única de los vinos finos, amontillados, olorosos y dulces de Alvear. Todos ellos amparados en la Denominación de Origen (D.O.) Montilla-Moriles.
Por el otro, están las cepas Tempranillo, Garnacha y Cabernet Sauvignon, cosechadas en los viñedos de la firma en Extremadura. En base a éstas, se elaboran sus vinos varietales, bivarietales y los ensamblados (75% afinados). Como ejemplos, encontramos los Palacio Quemado Crianza 2015 y Reserva 2012, avalados por la Denominación de Origen Ribera del Guadiana. Así como los Palacio Quemado La Zarcita 2016 y Los Acilates 2015, con Indicación Geográfica Protegida (IGP) Vinos de la Tierra de Extremadura.
Bodega Delgado Zuleta
Célebre por sus manzanillas con D.O. Manzanilla-San Lúcar de Barrameda, Delgado Zuleta ocupa el cuarto lugar entre las bodegas más antiguas de España. Aparte de eso, es la pionera en el llamado Marco de Jerez. Esta región de producción vitícola está en la provincia de Cádiz, donde también se enmarcan las D.O. Jerez, Xerèz y Sherry. Además del Vinagre de Jerez y la Denominación Específica (D.E.) Brandy de Jerez.
La bodega que nos ocupa inició actividades formalmente en 1744 bajo la dirección de su fundador Don Francisco Gil de Ledesma y Sotomayor. La compañía, asentada en San Lúcar de Barrameda, mantuvo el nombre Gil de Ledesma hasta 1870. Para entonces, Dolores Ñudi, descendiente directa de Don Francisco, se casa con José María Delgado y Zuleta quien dejó la milicia para dirigir el negocio.
Lo anterior no sólo motiva el cambio de denominación de la compañía: también inicia un período de expansión. Durante el mismo, tuvo entre otros logros convertirse en Proveedor de la Casa Real Española en 1876.
En 1918, asignó a su mejor manzanilla el nombre de La Goya, como se conocía a la famosa bailaora y cupletista Aurora Mañanos. Eventualmente ella participaba en diversos eventos como embajadora de la marca. Más aún, La Goya fue la manzanilla servida en la boda del Rey Felipe VI con doña Leticia Ortiz en 2004.
La transición de milenios y vigencia de la manzanilla
En 1978, Delgado Zuleta se fusiona con la prestigiosa Bodega Benito Rodríguez La-Cave, que elaboraba la manzanilla Barbiana y el amontillado de sacristía Quo Vadis? Décadas después, en 2012 lanzan Goya XL, producida con las mejores soleras de la bodega y considerada una de las mejores manzanillas de la actualidad.
Un año más tarde, los productos de la compañía entran al mercado de los Estados Unidos, alcanzando así las 20 naciones que ya los conocen. De las que podemos nombrar: Reino Unido, Francia, Países Bajos, Hungría, Australia, Nueva Zelanda, Japón y China, entre otras.
En pocas palabras, la manzanilla es el vino emblema de San Lúcar de Barrameda, elaborado con uvas palomino y bajo la técnica de crianza biológica. En algunos casos, su envejecimiento en barrica puede alcanzar hasta diez años. Aun cuando Delgado Zuleta ha modernizado parte de sus procesos, sigue respetando los procedimientos bodegueros ancestrales para conservar la untuosidad y potencia de esta bebida.
Bodegas El Grifo entre las cinco bodegas más antiguas
Bodegas El Grifo no sólo es una de las bodegas más antiguas de España: es también la más antigua de Canarias. Constituida en 1775, los orígenes de esta empresa vitivinícola estuvieron vinculados a la erupción del volcán Timanfaya en la isla de Lanzarote, donde está asentada. En síntesis, este fenómeno natural ocurrió en 1730, pero el volcán siguió arrojando lava y cenizas durante seis años. Por lo tanto, el paisaje de la isla cambió dramáticamente y afectó con severidad las tierras de cultivo más fértiles.
Aun así, los lanzaroteños descubrieron que el lapilli o “picón” – residuo volcánico de composición basáltica que cubrió los suelos- retenía la humedad por más tiempo. Entonces, esta condición ventajosa para la agricultura los motivó a rescatar sus terrenos y sembrar nuevamente.
Poco tiempo después de la tragedia comenzó la plantación de los viñedos de lo que posteriormente sería Bodegas El Grifo. Una labor ardua que implicó excavar la lava y remover la arena hasta llegar a la capa vegetal del suelo.
Para resumir la historia, Bodegas El Grifo fue fundada por Antonio Torres y Ribera, quien heredó los terrenos antes de la erupción. Por iniciativa suya se plantaron los viñedos y se construyeron el lagar y la primera bodega. En la segunda década del siglo XIX el ingenio fue adquirido por la familia del Capitán de Milicias Ginés de Castro Estévez. Por último, en 1880 pasa a manos de Gonzalo García Durán, cuyos descendientes la dirigen en la actualidad.
Vinos con carácter que son producto de la tenacidad
La siembra y permanencia de viñedos productivos en los predios de El Grifo son un reto a las condiciones más adversas: En una zona donde los vientos alisios son constantes hubo que erigir muros de piedra volcánica para proteger las vides. Del mismo modo, la escasa pluviosidad es compensada por la capa de picón que retiene la humedad. Incluso ante la imposibilidad de mecanización las labores son totalmente manuales.
Como ventaja, la filoxera que atacó los viñedos europeos hacia 1870 no alcanzó a Canarias, por lo que se conservaron las cepas de Lanzarote. Parte de ellas son autóctonas y exclusivas del archipiélago, como el listán negro y la malvasía volcánica. Mientras que la vijariego procedente de Andalucía -donde está casi desaparecida- es endémica aquí. Algunos de los vinos producidos por El Grifo con éstas y otras variedades son:
- Con listán negro: rosados y tintos, como el Tinto Colección 2018 y el Tinto Dulce George Glas.
- En base a malvasía volcánica: varietales dulces, semidulces y secos, como el Malvasía Canari.
- Monovarietales de vijariego.
- Con listán blanco y moscatel se elabora el Afrutado. Pero con la segunda producen el monovarietal Moscatel de Ana Brito, premiado con la medalla de oro en el Monde Selection International Wine Contest 2020.
Obviamente la lista de bodegas más antiguas de España podría continuar, pero esperamos que la historia de estas cuatro primeras os motive a seguir indagando sobre la cultura del vino en nuestra nación.